Quizás sea otra prueba de que tal como se alimenta el ganado con esteroides y antibióticos para que engorden rápidamente y sean rentables, nos estén contaminando a todos.
Analízalo y decide.
En
2008, el científico y médico alemán Harald zur Hausen (Gelsenkirchen, 1936)
obtuvo el Premio Nobel de Medicina tras descubrir que las infecciones víricas,
bacterianas y hasta los parásitos pueden generar tumores. En concreto, mostró
que los pacientes con el virus del papiloma humano son más propensos a
desarrollar cánceres de cuello de útero o cervical, muchos de los cuales
aparecen en estadios tardíos de la vida. Y creó una vacuna –en el mercado desde
2006–, cuyo método defiende con tenacidad.
“Hoy
día estimamos que cerca del 21% de los casos puede relacionarse con
infecciones”, calcula Zur Hausen, que recaló en Madrid en septiembre por el Día
Mundial de la Investigación en Cáncer. Lleva más de 50 años trabajando en este
tema, pero ahora sus investigaciones apuntan a la alimentación. “El consumo de
carne vacuna es un factor de riesgo elevado para el cáncer del colon”, revela.
En Japón y Corea del Sur se registran las tasas más altas de incidencias,
mientras que en India, las más bajas, porque no la comen, señala a modo de
ejemplo. E influye de forma moderada en el de mama, pulmón y próstata.
Pero,
además de la carne, la leche es otro agente viral que puede aumentar las
probabilidades de aparición de células malignas o de enfermedades degenerativas
como la esclerosis múltiple y el párkinson. Incluso, se ha observado que
personas con intolerancia a la lactosa tienen un 45% menos de riesgo de
desarrollar tumores, según informes suecos, cita el científico durante su
conferencia Perspectivas en la prevención del cáncer y enfermedades crónicas,
en Matadero Madrid, organizado por el CNIO, La Sexta y Fundación Axa.
“Sospechamos
que nuestro ganado es un factor de riesgo para los humanos. Los datos
epidemiológicos sugieren la importancia de seguir investigando tanto en las
infecciones como en la alimentación, que pueden estar relacionadas con otros
cánceres o patologías que aún desconocemos”, opina. Por eso su insistencia en
la vacunación, incluida la del ganado, como “el método más efectivo de
protección y de reducción de costes”, y ser cuidadosos durante la lactancia.
Prevención
La
prevención es su mantra. “No hemos hecho lo suficiente. Prevenir es mejor que
curar, actuando en las poblaciones más jóvenes”, afirma. Lo primero, “terminar
con los hábitos dañinos”: el alcohol, el tabaco, la obesidad. Segundo, la
detección temprana de las células cancerígenas. “La incidencia puede reducirse
entre el 70% y el 80% si se hace bien”, cree. Tercero, la eliminación y control
de las infecciones, como las de hepatitis B o VIH, a través de modos
terapéuticos o vacunas.
“Vemos una reducción de la mortalidad por los
avances tecnológicos y en el tratamiento; hoy día más del 50% de los pacientes
se cura. Pero no erradicaremos el cáncer, porque no hemos hecho lo suficiente
para prevenirlo. Sí estamos en el camino de reducir su incidencia”, sentencia.
De ahí que critique el “deplorable gasto sanitario” por parte de los Gobiernos
europeos: el 3% en Alemania –ilustra–, y menor en la mayoría de los países de
la zona. “No hay formación suficiente ni conciencia sobre la prevención, más
necesarias hoy en la obesidad, que aumenta globalmente, y el alcohol”,
enfatiza.
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