domingo, 23 de julio de 2017

Qué son los productos ultra procesados y por qué no hay que comerlos

Os paso un articulo del comidista del diario EL Pais que apareció hace unas semanas, es un poco largo, pero da muchos detalles de porque es tan mala la comida procesada. Espero que os guste.

"Es posible que lo recuerden: durante décadas circuló en las puertas de los colegios de toda España la leyenda de que alguien -no se sabe quien- estaba dando droga a los niños. Su modus operandi variaba según la provincia: en Madrid, por ejemplo, nuestras madres nos alertaban contra las calcomanías impregnadas en una misteriosa sustancia que te regalaban a la salida y te volvía adicto. Un dispendio digno del más maléfico de los carteles que nunca llegó a confirmarse. Lo que sí es cierto es que muchos de aquellos niños se acabaron enganchando, en concreto, a los Bollycaos, Tigretones o Panteras Rosas que sus madres les ofrecían. Las únicas camellas, con perdón, en toda esta historia y la única droga, acaso, que circulaba. Y también, curiosamente, con su pegatina: los famosos Toi entre otros, ¿se acuerdan?

Si en los noventa eran esas calcomanías las que generaban pánico entre los padres, hoy deberían ser los productos ultra procesados. Nuestra generación creció́ entre cromos de Bollycao, sí, pero nunca antes se ha tenido el acceso que se tiene hoy en día al azúcar, las grasas o la sal en cantidades tan desmesuradas, y eso es gracias a esta clase de pseudoalimentos omnipresentes en nuestra vida cotidiana.

¿Qué son los productos ultra procesados?

La diferencia entre comida y ultra procesado es sustancial, y la explica Carlos Ríos, dietista, nutricionista y autor de la web Realfooding: “Estos productos son preparaciones industriales comestibles elaboradas a partir de sustancias derivadas de otros alimentos. Realmente no tienen ningún alimento completo, sino largas listas de ingredientes. Además, estos ingredientes suelen llevar un procesamiento previo como la hidrogenación o fritura de los aceites, la hidrolisis de las proteínas o la refinación y extrusión de harinas o cereales. En su etiquetado es frecuente leer materias primas refinadas (harina, azúcar, aceites vegetales, sal, proteína, etc.) y aditivos (conservantes, colorantes, edulcorantes, potenciadores del sabor, emulsionantes...)".
"En este grupo", prosigue Ríos, "podemos encontrar, desgraciadamente, el 80% de los comestibles que venden en los supermercados: las bebidas azucaradas, precocinados, bollería, carnes procesadas, galletas, lácteos azucarados, postres, dulces, cereales refinados, pizzas, nuggets, barritas energéticas o dietéticas, etc.”. Hay otros productos procesados (sin el ultra) que sí son saludables, porque o no interfieren o mejoran la calidad del alimento: buenos ejemplos serian el aceite de oliva, los quesos artesanos, las conservas de pescado, verduras o legumbres, además de las hortalizas o pescados congelados.


¿Por qué gustan tanto?
“Los ultra procesados están fabricados para promover su máximo consumo y para ello cuentan con características organolépticas de procedencia industrial, que estimulan el apetito de manera intensa. Además, en nuestro entorno abundan por todas partes de manera muy accesibles e irresistibles y la publicidad nos persigue para que los compremos. Cuanto más ultra procesados consumimos, menos comida real está presente en nuestra dieta. Por lo que perdemos calidad por doble partida”, expone Ríos.

¿Realmente son tan insanos?
“La mayoría de estos alimentos contienen al menos una de las siguientes sustancias: sal, grasas poco saludables, azúcar y aditivos, aunque en la mayoría de los casos presentan las cuatro a la vez", explica la también nutricionista Andrea Sorinas. "También es muy común la presencia de harinas refinadas en estos alimentos. Todas estas sustancias no solo nos aportan calorías vacías, sino que son perjudiciales para nuestra salud”.

Si nos fijamos más en sus ingredientes descubriremos que predominan los aditivos, conservantes, estabilizantes, emulsionantes, disolventes, aglutinantes e infladores, edulcorantes y potenciadores sensoriales de color y sabor. “A menudo, para la fabricación de un alimento muy procesado, se elimina una parte muy importante del alimento original. Un ejemplo podría ser el refinamiento de las harinas en el que se elimina el salvado y el germen del cereal, que son partes del alimento indispensables para que este sea saludable”, abunda Sorinas, dietista y nutricionista.

¿Crean adicción?
¿Oyen eso? Son sus arterias pidiendo socorro. Porque este tipo de productos “baratos, cómodos, apetitosos, accesibles y que se conservan durante mucho tiempo”, nos pueden crear un cierto habito o dependencia, afirma Sorinas. El asunto tiene su miga, porque además de contra la publicidad o nuestra pereza, luchamos contra la genética y nuestro cerebro. Un reciente estudio presentado en el marco de las Sesiones Científicas de 2017 de la Sociedad Americana de Nutrición reveló que existe relación entre lo que consumimos y una serie de variantes genéticas.

La investigadora Silvia Berciano es la autora principal de este trabajo, dirigido por José́ María Ordovás, y lo explica así́ a El Comidista: “El estudio confirmó esa hipótesis revelando nuevas asociaciones entre diferentes genes y nutrientes: la variante en el gen del receptor de oxitocina OXTR está asociada con un mayor consumo de chocolate, la variante en CREB1 se asocia a una mayor ingesta de sodio, potasio y magnesio mientras que la variante en FTO, a un menor consumo de fibra y vegetales. Otras variantes en SLC6A2 se relacionan con una mayor ingesta de grasa total y mono insaturada. Y la variante en GABRA2 con un mayor consumo de sodio. Por ultimo, el consumo de azucares añadidos estaría relacionado con la variante en SLC6A5”.

Así́ que lo que solemos decir sobre si uno es más de salado o de dulce tiene su razón científica. ¿Pero la comida, dulce o salada, genera adicción? “Depende de como se defina adicción: si la definimos como una conducta caracterizada por la búsqueda compulsiva de recompensa (placer) a pesar de las consecuencias nocivas que conlleva este comportamiento, es razonable decir que la comida, en efecto, puede generar adicción. Seguramente no en cualquier individuo, sino en individuos con una predisposición genética (más los factores ambientales que hacen que se manifieste la adicción) igual que sucede con otras adicciones”, precisa Berciano. A esto, súmenle los colocones que se pilla el cerebro con los productos ultra procesados. Escuchen: “Lo que genera la sensación de placer al tomar alimentos de palatabilidad alta -aquellos ricos en azúcar, grasa y sal- es la secreción de dopamina, serotonina y distintos canabinoides en respuesta al consumo de estos alimentos, lo que llamamos la respuesta hedónica a la ingesta”.


¿Son los ultra procesados culpables del aumento de la obesidad?
España tiene un índice de obesidad del 17% -17,5% en hombres y 16,5% en mujeres- según los datos de la ultima Encuesta Europea de Salud de 2014. Este estudio se realiza cada cinco anos: vaya usted a saber como estaremos en 2019. Pero el panorama, a tenor de otros análisis más recientes, pinta curvilíneo. Ahí́ va un spoiler: el Estudio Nutricional de la Población Española, que publicó en 2016 la Revista Española de Cardiología, hablaba ya de un 39,3% de españoles que sufrían sobrepeso y un 21,6, obesidad. Es decir, más de la mitad de la población (60,9%) de entre 25 y 64 anos. Y si ponemos el foco en los niños, la cosa no mejora: dos de cada diez niños tienen sobrepeso y uno de cada diez es obeso, tal y como se desprende de la ultima Encuesta Nacional de Salud.


“La comida ultra procesada está detrás de los problemas de obesidad de este país", asegura Javier García, tecnólogo de los alimentos. No solo en los niños, también en los jóvenes. Un joven de 25 anos que se independiza, ¿qué va a comer? Pues ya te lo digo yo: Yatekomo, que es una mezcla de pasta ultra refinada con un potenciador de sabor. Tú llámalo como quieras, pero eso no es comida. ¿Quieres algo rápido? Ábrete una lata de pimientos de piquillo y le pones otra de atún; eso es comida rápida. Pero, claro, la lata de atún y pimientos sumados valen 3,20 euros. Y el Yatekomo algo más de un euro”.

“Se trata”, insiste García, “de concienciarse y comer comida. Por un lado, tenemos la materia prima, que son aquellos productos que vienen directamente de su producción y que llegan al consumidor tras una mínima transformación: la leche fresca, el pescado del mar, las frutas, verduras u hortalizas. Luego hay alimentos que se transforman algo más y que serian los primeros procesados: pasta, pan, aceite de oliva, garbanzos de bote, unos guisantes ultra congelados. Pero la matriz sigue siendo esa materia prima, porque aunque estén procesados no han tocado la base del alimento”.

Pero los ultra procesados no tienen una matriz original. Una galleta no es un alimento. Hay que huir de los refrescos, zumos procesados, bollería industrial... “Esa acumulación de grasas, azucares y sales es insana. Si tú te tomas una tostada de salmón con aguacate y un melocotón, ahí́ también hay grasas y azucares. Pero con un ejercito de nutrientes que compensa, distribuye y gestiona eso. Si te tomas un donuts hay grasa, azúcar y sal y no hay ejercito de nada”, razona nuestro experto.

¿Qué partes de nuestro cuerpo daña el consumo de ultra procesados?
Para pensar en su incidencia sobre la salud hay que volver a retrotraernos a aquellos anos mozos de panteras rosas y batidos de chocolate: bendito páncreas, lo que tuvo que soportar. Y lo que soporta aun hoy, porque no es solo que podamos engordar, es que podemos enfermar. Una bebida energética y un paquete de Donettes, pongamos, le suponen al páncreas unos 200 gramos de azúcar que puede gestionar un día, dos, tres, pero que a la larga y semana tras semana, le acaba volviendo loco. La insulina se dispara “y se crea una alteración a nivel metabólico, lo que se llama diabetes tipo 2. El cuerpo tiene un exceso hepático de grasa. Y esto nos genera colesterol alto porque por el azúcar se accede al colesterol. Y acarrea también problemas de tipo cardiovascular y además como sobra tanta energía pues el cuerpo la acumula en forma de grasa y de ahí́ que la obesidad, la hipertensión cardiovascular y la diabetes del tipo 2 estén tan asociadas a este tipo de productos ultra procesados”, aclara García con contundencia.


No es para tomárselo a broma. Las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la primera causa de defunción en España. Por eso, este truco de la nutricionista Andrea Sorinas es vital: “Hay que centrarse en consumir alimentos sin etiqueta y sin lista de ingredientes, alimentos frescos de primera necesidad como frutas, verduras, hortalizas, legumbres, frutos secos, semillas, cereales integrales, huevos, carne y pescado frescos. En caso de llevar ingredientes, un truco muy fácil es evitar todo lo que contenga más de tres ingredientes en su etiqueta”. ¿Fácil, no?

¿Qué medidas se están tomando contra este problema?
Con estos índices de obesidad, cabe preguntarse qué se está haciendo o qué medidas hay en marcha para paliar este problema de salud mundial. Tal vez la solución estaría en gravar las bebidas azucaradas para subvencionar, de alguna forma, la fruta. Preguntamos al Ministerio de Hacienda, pero de momento la aplicación de un impuesto a las bebidas azucaradas está paralizada, según nos confirmaron fuentes de ese gabinete. Y todo ello a pesar de que el Gobierno anunció esta medida en diciembre de 2016, un gravamen que sí está vigente en Cataluña, por ejemplo, donde las latas de refresco cuestan un 7% más que en el resto de España. Y en otros países del mundo. Respecto al tema de la fruta es algo que, ahora mismo, tampoco entra en sus planes.

Y la industria que fabrica estos productos, ¿qué dice?
Descubrimos otro hecho que hace arquear las cejas. Las empresas más importantes que fabrican ultra procesados están adheridas al Plan de Hábitos de Vida Saludables (Havisa) del Ministerio de Sanidad: un plan de comunicación creado para promocionar hábitos de vida saludables en la población española. Allí́ figuran, por ejemplo, compañías como Bimbo (actualmente propietaria de las marcas Donuts y Bollycao), Coca Cola, Gallina Blanca (Yatekomo), Pepsico (Lay ́s), Nestlé, Grefusa o Ferrero (Kinder sorpresa). Esa. Esa misma cara es la que puse yo.

Desde El Comidista tratamos de contactar con todas esas empresas. Pero solo tres - Pepsico, Nestlé y Gallina Blanca- nos contestaron. En el caso de Pepsico –Lay`s, Pepsi, 7 Up o Doritos- destacaron el compromiso de esta compañía “en seguir mejorando su variedad de alimentos y bebidas para satisfacer las cambiantes necesidades de los consumidores mediante la reducción de los niveles de azucares añadidos, grasas saturadas y sodio en su gama de productos”.

Nestlé nos remitió́ a sus 10 Compromisos Nutricionales como “mejorar el perfil nutricional de los productos, ofrecer una información transparente y responsable al consumidor e impulsar programas de educación nutricional y fomentar hábitos de vida saludables”. En el caso de Gallina Blanca, nos contaron que desde 2006 cuentan con la Plataforma Nutrición y Salud de Gallina Blanca. “Un programa de reformulación para reducir el contenido de sal y grasas en las recetas de los productos de esta compañía”.

Fuentes del Ministerio de Sanidad explican, por su parte, que entre los mensajes acordados para su difusión por estas empresas se encuentran: ‘Desayuna todos los días, come más fruta y verdura, camina 30 minutos al día o utiliza las escaleras en lugar del ascensor’. En 2016, añaden, se acordó́ introducir una nueva leyenda: "Se recomienda el consumo moderado de sal, grasas y azucares". “Este nuevo mensaje, igual que el de ‘infórmate: lee la etiqueta de los alimentos y bebida’, pretende concienciar de la importancia de realizar elecciones saludables de los alimentos para conseguir una dieta variada, equilibrada y moderada”.


Aunque reconocen: “La realidad es que nuestra alimentación está siendo poco equilibrada, con bajo consumo de frutas, verduras, y de fibra y un elevado consumo en sal, grasas y azucares añadidos, calorías y con una calidad nutricional cada vez más alejada de nuestra tradicional dieta mediterránea. Estamos abandonando nuestra dieta tradicional y además el sedentarismo está adquiriendo una dimensión cada vez mayor instalado en nuestro trabajo y nuestro ocio. No obstante, la obesidad, al ser un problema multifactorial, necesita un abordaje integral, multidisciplinar y multisectorial: toda la sociedad debe ser consciente de este problema”.

Creo que el mensaje es claro, si el producto que compras tiene etiqueta, léela, y si no entiendes lo que contiene, no lo compres. 

Saludos. 

Luis Perona.

miércoles, 5 de julio de 2017

La mayoría de los europeos multiplica su riesgo de cáncer por beber alcohol

Os dejo un artículo que apareció en EL PAIS ayer, creo que es muy importante tenerlo en cuenta.


"A pesar de los intentos de Europa de atajar el impacto del alcohol en la salud, la cantidad de alcohol consumido en los países de la UE es mayor que el resto del mundo y la incidencia de muchos cánceres digestivos relacionados con el alcohol está en aumento". Con estas palabras de Michael Manns, presidente de la Unión Europea de Gastroenterología (UEG), se resume un grave problema de salud pública menos conocido de lo que debiera: que el consumo de alcohol, incluso moderado, multiplica las opciones de sufrir cáncer. En España, el 15% de los tumores diagnosticados a los hombres tienen relación con el alcohol, frente al 10% de la media europea.


Una simple bebida alcohólica al día ya supone elevar el riesgo de cáncer de esófago. Tomar de dos a cuatro ya se relaciona con siete tipos de cáncer digestivos

Al margen de los 60 tipos de enfermedades asociados a las bebidas alcohólicas, el simple consumo de dos bebidas de este tipo al día aumenta un 21% las opciones de sufrir cáncer colorrectal, entre otros tipos. Pero es que una simple bebida alcohólica al día ya supone elevar el riesgo de cáncer de esófago. Tomar de dos a cuatro ya se relaciona con siete tipos de cáncer digestivos. El abuso de alcohol es responsable de la mitad de los cánceres de hígado de Europa. Y los grandes bebedores, aquellos que superan las cuatro o cinco bebidas diarias, se exponen de forma alarmante a sufrir cáncer de páncreas, uno de los más mortales con apenas cuatro meses y medio de supervivencia tras el diagnóstico. Son algunos de los datos que ofrece un informe publicado por la UEG alertar sobre estos riesgos.


Porque aunque hay una sólida evidencia que sugiere que cuanto más alcohol beba la gente mayor es el riesgo de cáncer digestivo, la conciencia sobre los peligros de beber en Europa es escasa. Y precisamente por eso los expertos de la UEG publican este informe y reclaman una campaña educativa para resaltar el vínculo entre el alcohol y los cánceres digestivos. Por ejemplo, una encuesta reciente mostraba que nueve de cada 10 británicos desconoce que existe relación entre el consumo de alcohol y el cáncer; y uno de cada cinco europeos niega que pueda haber esa conexión.

"Es hora de que Europa cambie su actitud hacia el consumo de alcohol. Los costes sociales y las consecuencias sanitarias del aumento del consumo de alcohol son enormes", asegura Paul Fockens

Sin embargo, la literatura científica liga claramente el alcohol a siete tipos de cáncer, también el de mama en mujeres que toman más de un vaso de vino o de cerveza al día. Por lo general, se entiende que ese vaso es la medida recomendable que no se debe superar en mujeres y dos vasos sería el límite máximo en hombres. Pero ningún consumo es mejor que un consumo ligero, como vuelven a insistir en este informe los expertos de UEG, en el que se denuncia que la región europea es la de mayor consumo de alcohol del mundo, con una media de dos bebidas diarias. España, según ese trabajo, estaría a la cola del consumo, con unos 9 litros de alcohol puro por persona y año, lejos de los líderes europeos, que son Lituania (18), República Checa, Rumanía, Bulgaria y Croacia. No en vano, el riesgo de morir por causas relacionadas con el alcohol es siete veces mayor en Europa del Este que en la zona mediterránea.



"Actualmente, la gente está acostumbrada a zonas libres de humo, por lo que no es inconcebible que lo mismo suceda con el alcohol, reduciendo así la accesibilidad, los niveles de consumo y la incidencia de cáncer digestivo", asegura en el informe Rebecca Fitzgerald, experta en cáncer de esófago del Hospital Addenbrooke de Cambridge. 

Precisamente, la combinación de estas bebidas con el tabaco es la razón fundamental que explica la gran incidencia de cánceres digestivos en Europa del Este. Con todo esto, se prevé que de aquí a 2035 se sufran 135.000 muertes solo en el Reino Unido debidas al alcohol. "Es hora de que Europa cambie su actitud hacia el consumo de alcohol. Los costes sociales y las consecuencias sanitarias del aumento del consumo de alcohol son enormes. Ahora es el momento de tomar medidas positivas y proactivas en beneficio de las generaciones actuales y futuras", reclama Paul Fockens, próximo presidente de UEG.

Ya sabes, si puedes evitar el alcohol hazlo, tu salud te lo agradecerá.

Saludos.

Luis Perona