jueves, 22 de noviembre de 2018

“Dígame dónde quiere tener un cáncer y yo le ayudo”


Hace unas semanas estuve leyendo un libro muy interesante, "Como bien hoy, vive mejor mañana del doctor Henry Joyeux, un libro muy interesante y recomendable.

Curiosamente esta mañana he encontrado un articulo en el diario La Vanguardia en el que aparece una entrevista a este doctor.

Os la dejo para ver si os parece que se puede reducir el riesgo de sufrir cáncer.

Henri Joyeux, premio internacional de Oncología (1986) por sus trabajos sobre nutrición

Tengo 72 años. Me licencié y soy profesor de medicina en la Universidad de Montpellier, la más antigua del mundo. Casado, tengo 6 hijos y 16 nietos. Me apasiona lo humano, y a través de la enfermedad he conseguido aprender la salud. Me interesa divulgar cómo permanecer con buena salud. Soy cristiano

 “No se explica lo suficiente que la alimentación es la base de la salud”, me insiste Joyeux frente a un plato de kiwi, manzana y pera... Durante muchos años fue cirujano oncólogo en el Instituto del Cáncer de Montpellier y profesor universitario, pero el centro de su carrera y sus investigaciones siempre han tratado sobre la nutrición y el cáncer. Sus ideas sobre la dieta, hoy ya más aceptadas, hicieron de él un médico controvertido, pero sus libros y conferencias sobre nutrición y prevención del cáncer nunca pasan inadvertidos. Su último libro, Come bien hoy, vive mejor mañana (Planeta), es un superventas internacional en el que relaciona alimentos con determinados tipos de cáncer y propone dietas anticáncer.


El alimento es medicina?

Literalmente es la base de la salud física y psíquica.

¿Cómo llegó a esta conclusión?

En 1972 escribí mi tesis doctoral sobre la nutrición artificial en enfermos terminales de cáncer. Durante quince años conseguí técnicas de nutrición artificial (vía intravenosa) para sacar adelante a los enfermos. En 1985 esas técnicas se difundieron por todo el mundo.

Felicidades.

Durante todo ese tiempo pude observar que a mi consulta venían pacientes que gozaban de buena salud pero padecían cáncer, y di un paso más en la relación entre alimentación y cáncer.

Hizo estudios.

Sí, en animales. Les creé tumores con regímenes alimentarios y comprobé como en función de las calorías, el nitrógeno, las proteínas o el azúcar aumentaban o disminuían los tumores.

¿Qué nos enferma?

El sobrepeso aumenta el riesgo de cáncer de mama, de próstata y linfoma. Mucho cuidado con los alimentos que contienen azúcares con un alto índice glucémico como la pasta, que se acumulan en forma de grasa, y con los edulcorantes que reducen las defensas inmunitarias.

¿Y estos productos están relacionados con el cáncer?

Se sabe ya con seguridad que la combinación de azúcares, alcohol y grasas en exceso aumenta la probabilidad de desarrollar cáncer de mama, útero o próstata; y también consumir demasiados productos animales, es decir, carne roja y productos lácteos de vaca. 


¿Cuál es la relación entre la carne roja y el cáncer?

En la carne roja hay ácidos grasos saturados que no son buenos para las arterias, ni los vasos ni las hormonas, que, con demasiado colesterol, pueden desarrollar células cancerígenas. Mejor consumir animales alados y pescado.

También hay quien cuida su alimentación, hace deporte y aún así desarrolla cáncer.

El cáncer no cae del cielo, no es una ruleta rusa, pero es una enfermedad multifactorial. Entre las causas tenemos la alimentación, el estrés, que disminuye las defensas inmunitarias, y la contaminación atmosférica.

Usted apunta otras causas polémicas como la píldora.

La píldora es cancerígena, es oficial. Y la terapia hormonal sustitutiva (THS) para la menopausia ha sido una catástrofe, ha aumentado en un 30% el cáncer de mama.

¿Cuál es la alternativa?

Fitoterapia, por ejemplo savia y aquilea para reducir los sofocos, estimular los ovarios y el sistema hormonal femenino. Pero la alimentación es la base.

¿Qué hay que entender?

Que existen alimentos que hay que eliminar y otros que hay que promocionar. Nada de cereales azucarados ni de productos lácteos líquidos, y más fruta fresca, frutos secos y ensaladas.

Eso ya lo decían nuestras abuelas.

Pero hoy lo sabemos con certeza: comer cada día 400 gramos de fruta y verdura y hacer ejercicio puede reducir entre un 30% y un 40% los casos de cáncer.

La ensalada cruda es difícil de digerir.

Así es si no se mastica lo suficiente, un mínimo de 25 veces por bocado para que nuestras glándulas salivares fabriquen el litro y medio de saliva que evita que el estómago sufra.

Entendido.

Hoy se consumen alimentos industriales que poseen gluten nocivo. El pan blanco tiene el mismo índice glucémico que el azúcar blanco. Antiguamente las espigas de trigo llegaban hasta los hombros de un adulto, hoy no pasan de las rodillas porque están modificadas genéticamente. Hay que consumir pan elaborado con semillas antiguas, es pan vivo.

Hágamelo más fácil.

Pan integral ecológico, y si puede ser de semillas antiguas mejor, porque tiene más vitaminas y minerales.

Dice no a la leche de vaca y los yogures.

Y sí a la leche de oveja, de cabra, de almendra, de castaña y al queso sin abusar.

¿Y el calcio y la osteoporosis?

El tubo digestivo absorbe el calcio animal en un 25%, pero el calcio vegetal de la fruta y la verdura, si se mastica lo suficiente, se absorbe en un 75%. Y lo poseen aceitunas, almendras, avellanas. Tome siempre el huevo pasado por agua, el huevo duro tiene demasiado azufre.

Usted asocia alimentos a tipos de cáncer.

Sí, dígame dónde quiere tener un cáncer y yo le ayudo. ¿Quiere un cáncer de colon? Pues no tome fruta ni fibra y abuse de los productos lácteos, mucha carne roja, fume y si puede consuma también un poco de marihuana, que disminuye la inmunidad.


El sistema inmunitario ¿es la clave?

Sí, y para evitar una recidiva hágame caso: tome mucha verdura y mucha fruta, que sea ecológica, y legumbres no excesivamente cocidas.


¿Duras?

Mastique, sea consciente. La fibra es la base de la inmunidad, pero si no masticas lo suficiente, si no salivas, hay hinchazón, estreñimiento y reflujo, y luego sube a la cabeza y te sientes deprimido y el farmacéutico te da ansiolíticos y somníferos para dormir... todo se contamina.

¿Cómo debemos cocinar los alimentos?

Al vapor suave, por debajo de los 95 grados centígrados, para evitar la pérdida de calidad nutricional.

Como veis cambiar los hábitos alimentarios y de ejercicio es clave para intentar evitar la plaga del cáncer. 

De ti depende. 

Saludos.

Luis Perona

martes, 5 de junio de 2018

Media hora de ejercicio cuatro o cinco veces por semana: la fórmula para mantener las arterias jóvenes

Este es otro articulo aparecido en EL PAIS sobre como mantenernos jóvenes.Como puedes ver, el ejercicio físico regular es clave.

Con el paso de los años, el corazón y los vasos sanguíneos envejecen. La rigidez de las paredes aumenta y la sangre circula con más dificultad. Una clave para contrarrestar estos efectos negativos, y así prevenir problemas cardiovasculares, es el ejercicio físico, según distintos estudios. ¿Pero cuánto hace falta esforzarse para ver beneficios?

Investigadores de Dallas (Texas, EE UU) han demostrado que no es necesario tener ritmos de atletas profesionales, aunque sí mucha constancia. Estos científicos han estudiado los distintos hábitos de actividad física de un centenar de individuos sanos de más de 60 años. Según sus conclusiones, cuatro o cinco sesiones semanales de al menos media hora son suficientes para mantener joven la edad biológica de las arterias principales. Y ya con dos o tres sesiones por semana se pueden empezar a ver reducidos los efectos del envejecimiento sobre el sistema cardiovascular.

"Una sesión de una hora o más de alguna actividad divertida como tenis, danza o un recorrido largo en bicicleta. Un día de entrenamiento de intervalos de alta intensidad [HITT, por sus siglas en inglés]. Dos o tres días con actividad moderada durante al menos media hora. Más un día por semana de ejercicio de fuerza". Así Benjamin Levine, uno de los autores del estudio, detalla los mínimos que hay que cumplir para que corazón y arterias obtengan beneficios evidentes.

La regularidad en el tiempo es fundamental, según Levine y sus compañeros. Anteriores estudios de estos investigadores habían demostrado que un año de intensa actividad física no es suficiente para beneficiar el sistema cardiovascular. Tampoco vale para mucho empezar después de los 65 años de edad, según mantienen. "Hace falta entrenar toda la vida. El ejercicio físico tiene que ser parte de la higiene personal", asegura Levine sobre nuestra salud

Para el último estudio llevado a cabo, publicado en la revista The Journal of Physiology, los investigadores del Institute for Exercise and Enviromental Medicine de Texas dividieron a los 102 individuos de la muestra en cuatro grupos, según qué hábitos de ejercicio siguió cada uno durante un cuarto de siglo. No se tomaron en consideración personas con obesidad, diabetes, hábitos de fumador y problemas cardiovasculares o pulmonares.

Los individuos que no practicaban actividad física más de una vez por semana se consideraron individuos sedentarios (primer grupo). En el segundo segmento de muestra, se contemplaron las personas que entrenaban entre dos y tres veces. El tercer grupo estaba formado por los que hacían ejercicio cuatro o cinco veces cada siete días. Los que tenían la costumbre de practicar actividad física seis o siete veces entraban, en cambio, en la categoría de Master athletes. Para todos los pacientes se han tomado mediciones en distintas arterias de diferente grosor, como la femoral (un tipo de arteria central), la carótida (de tamaño medio) y las arterias periféricas.

Los datos registrados evidenciaron que la rigidez de las arterias centrales debida al envejecimiento era menor en las personas que practicaban actividad física al menos cuatro veces por semana. En otras palabras, la edad biológica de estos vasos sanguíneos resultaba "aproximadamente diez años menor" que en las personas sedentarias (en los atletas profesionales, hasta 25 años). Según el estudio, el resultado es importante porque la rigidez es un índice que puede predecir las muertes por problemas cardiovasculares entre las personas mayores. Los investigadores han detectado también pequeños efectos beneficiosos en la arteria carótida (el vaso sanguíneo que suministra la sangre al cerebro) entre las personas que hacían ejercicio dos o tres veces por semana.


Los autores del estudio admiten que la investigación ha tenido algunas limitaciones. En particular, matizan que no han tenido en consideración factores que podrían tener impacto en los resultados como el tipo de dieta, el tiempo en el que se practica actividad física no considerada como ejercicio, el contexto social, la situación económica y el nivel educativo de cada individuo. También afirman que no evaluaron otros aspectos significativos como la intensidad, la duración y la modalidad de entrenamiento. Vicente Andrés, del Centro Nacional de Investigaciones Cardiológicas Carlos III (CNIC), añade que, en su opinión, el número de individuos incluidos en este estudio es bajo.

Según este investigador, no es fácil establecer en términos universales cuánto ejercicio físico es necesario para obtener beneficios. "A lo mejor para mí son necesarios cuatro o cinco días por semana, pero habrá quien, por otros factores de riesgos y factores protectores, no necesita hacer tanto ejercicio", explica. En su opinión, el estudio de los científicos de Texas trata de dar una respuesta a esta duda y el mensaje principal que hay que destacar es que "el ejercicio practicado con regularidad es beneficioso para nuestra salud, incluso con intensidad moderada. Y más aún si se acompaña de otros hábitos saludables que conocemos muy bien, como no fumar y una dieta equilibrada".

Ferran Rodríguez, del Instituto Nacional de Educación Física de Cataluña, explica que los resultados del estudio están en línea con las recomendaciones de actividad física estándar que ofrecen organismos internacionales como la Organización Mundial de la Sanidad o el American College of Sports Medicine. "Sabemos que estas recomendaciones están bien para prevenir enfermedades como la arteriosclerosis o el ictus. El objetivo era ver si también tendrían un beneficio general con respecto al endurecimiento arterial que se produce con la edad", afirma Rodríguez.


Las conclusiones del estudio sugieren que "es importante desarrollar estrategias para prevenir problemas cardiovasculares relacionados con el envejecimiento", según los autores. En este sentido, la investigación permite cumplir un paso más en la elaboración de programas de ejercicios que permiten mantener el corazón biológicamente joven, apunta Levine. El investigador afirma que el siguiente objetivo de su equipo es observar a pacientes con factores cardiovasculares de riesgo y ver qué efectos puede tener si comienzan a entrenar en la mediana edad. "Para empezar a ir manejando factores de riesgo cardiovascular nunca es tarde; pero cuanto antes, mejor", recuerda Vicente Andrés.

Como ves no es necesario ser un atleta de élite, pero si al menos hacer 30 minutos de ejercicio, tres o cuatro veces por semana.


No es tan dificil, es solo cuestión de cambiar nuestros hábitos, y tener un poquito de disciplina.

Animo que se puede.

Saludos.

Luis Perona.

miércoles, 16 de mayo de 2018

La acrilamida: la sustancia cancerígena que está en casi todo lo que comemos

OS dejo otro articulo que aparecía hace unas semanas en EL PAIS, respecto a sustancias tóxicas que meten en la comida.

Hace escasos días un juez de la Corte Superior de Los Ángeles, Elihu Berle, puso la acrilamida en el mapa mainstream al obligar a las cafeterías de California —Starbucks incluida— a añadir una advertencia sanitaria sobre los riesgos carcinógenos de esta sustancia química presente en el café́. Se trata de una vieja conocida de la industria y de las autoridades sanitarias, pero si este es su primer contacto consciente con ella sepa que a partir de ahora no va a parar de verla en cada alimento.
El pasado miércoles 11 de abril entró en vigor un reglamento de la Comisión Europea que obliga a poner en marcha una serie de medidas para limitar en lo posible la presencia de acrilamida en los alimentos: porque no solo está en el café́, se encuentra desde en las patatas fritas hasta en los tarros para bebes.

La acrilamida es una sustancia que se puede formar de muchas maneras, pero una muy común: cuando los alimentos se cocinan o procesan a temperaturas superiores a 120 grados. Es entonces cuando los azucares reductores de los alimentos —aquellos que se descomponen más fácilmente como el almidón de la patata y los cereales, la fructosa o el que contiene la miel— y las proteínas reaccionan entre sí con el calor, y dan lugar a este elemento. Cuanto más alta sea la temperatura y menor sea el grado de humedad, más acrilamida.

Sucede en todos los alimentos, aunque aquellos ricos en almidón son los que presentan niveles más altos cuando se fríen y tuestan. Es lo que sucede con el café́ durante su proceso de tostado, independientemente de si es torrefacto o natural. De ahí́ que el reglamento ponga un foco especial en las patatas fritas, el pan en todos sus formatos, galletas, biscotes, el café́ y sucedáneos.


Antes de que salten las alarmas, conviene aclarar que estas medidas se fundamentan en el principio de precaución porque, como explica el propio reglamento, "en entre el 10% y el 15%" de los alimentos que presentan exceso de acrilamida puede reducirse mediante la aplicación de buenas practicas".

"No cabe duda de que esta sustancia es cancerígena en ratones de laboratorio, pero —tranquiliza el doctor Ricardo Cubedo, oncólogo del IOB Instituto of Oncology de Madrid— nadie ha podido demostrar que la acrilamida que nos llega a los humanos a través de la alimentación tenga incidencia sobre el cáncer".

De hecho, la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) considera la acrilamida como un probable carcinógeno para los humanos. "Probable", destaca Javier Marhuenda, académico de numero de la Academia Española de Nutrición y Dietética, "porque, hasta ahora, según recuerda la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN), no está claro que los resultados concluyentes de las investigaciones.
Cuanto más alta sea la temperatura al cocinar o procesar los alimentos , y menor sea el grado de humedad, más acrilamida; sobre todo en los más ricos en almidón

La medida se basa en el principio de precaución: aunque no se ha demostrado que la acrilamida sea cancerígena en personas, es "probable", y además en el 10% de los casos, "fácil de reducir", según la Comisión Europea

Cubedo, además, aporta un dato: "Los trabajadores de industrias que están expuestos a mayores niveles de esta sustancia —puede ser por inhalación, en contacto con la piel o a través de la comida— no han registrado mayor incidencia de cáncer que el resto de la población". La mayor fuente de exposición sigue siendo el humo del tabaco.

Las alarmas saltaron en 2002, cuando la Agencia Sueca de Seguridad Alimentaria reveló que la acrilamida aparecía no solo en procesos industriales, o en el humo del tabaco, sino también en los alimentos. Desde entonces, la Organización Mundial de la Salud y el resto de instituciones sanitarias internacionales comenzaron a administrar cautela. "En 2007 y en 2012 la Agencia Europea para la Seguridad Alimentaria (EFSA) estableció́ algunas pautas para reducir su consumo a través de la dieta", relata Marhuenda.

Según este dietista-nutricionista, los niveles de acrilamida en el consumo diario son bajos como para ser considerados peligrosos. "Lo que hace la EFSA es lo que vulgarmente conocemos como colocar la tirita antes de hacernos la herida. Siempre propone unos valores lo más bajos posible".

¿Puedo desarrollar un cáncer si como muchas patatas fritas?
"El consumo mínimo estipulado para que la acrilamida se relacione con la probabilidad o el aumento de probabilidad de aparición de cáncer es de 170 microgramos (0,17 miligramos) por kilo de peso corporal", cuenta Marhuenda. "En una persona que pese 80 kilos, por ejemplo, esa dosis mínima seria de 13.600 microgramos de acrilamida al día". Además, puntualiza, "no por llegar a esta cantidad de forma diaria vamos a desarrollar un cáncer de manera directa, sino que hay un aumento de riesgo".

¿Y llegamos? "Es complicado consumir esa dosis. Para hacernos una idea, la ingesta media de café́ por persona en Europa representa entre un 30% y un 35% de la cantidad mínima de riesgo". Un calculo: según los niveles de referencia que a partir del día 11 los fabricantes deberán cumplir en la medida de lo posible (ver tabla más abajo), para que una persona de 80 kilos llegue a esa cantidad tendría que comer algo más de 27 kilos de patatas fritas al día.


De media, los españoles estamos expuestos a 0,53 microgramos de acrilamida por kilo de peso corporal al día, según un estudio que sirvió́ de tesis doctoral a la investigadora de la Universidad de Valencia Eva Molina Périz.

Para que una persona de 80 kilos llegue a la cantidad mínima de riesgo tendría que comer algo más de 27 kilos de patatas fritas al día
En España, las bolsas de patatas se pasaban del limite
Eso pese a que en 2015, en España, casi una de cada cinco bolsas de estos snacks excedía las cantidades de acrilamida recomendadas por la Comisión Europea, según encontró́ en un estudio el Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Nutrición (Ictan-CSIC). Aunque observó una evolución positiva: un promedio de 1.484 microgramos por kilo de patata frita en 2004, 740 en 2009 y 630 microgramos en 2014.

En el nuevo reglamento europeo no se establecen limites máximos pero sí niveles de referencia —para este producto, 500 microgramos por kilo de patata —, que deberán cumplirse salvo que el fabricante pueda justificar su exceso, por ejemplo, por las propiedades de la variedad de patata utilizada.

Contactado por correo electrónico, el Ministerio de Sanidad adelanta a Buena Vida que la Comisión Europea está redactando con la participación de los estados miembros en los debates una Recomendación de la Comisión —un tipo de normativa no vinculante—, en la que se definirá́ una ruta de trabajo para "establecer, si procede, limites máximos de acrilamida en alimentos".

Adiós a la típica patata pequeña y quemada
Hace años que la industria alimentaria viene reduciendo los niveles de acrilamida en sus productos, pero a partir del 11 de Abril de 2018,  no debería encontrarse con la típica patata pequeña y tostada que aparece en algunas bolsas.

El reglamento de la Comisión Europea establece entre sus medidas algunas que puede notar en la compra. Las galletas, el pan de molde o los biscotes serán a partir de ahora más claros (los de aquellos fabricantes que no hayan ido modulando en los últimos años sus procesos de producción).

Además, el pan, las patatas fritas, la masa de hojaldre, las pizzas y todos aquellos productos que contengan entre sus ingredientes patata o almidón y que se vayan a terminar de hacer en casa irán acompañados de unas recomendaciones para cocinarlas en casa reduciendo el riesgo (ver abajo los consejos para no incrementar la acrilamida en su cocina).

Pese a las nuevas medidas de la Comisión Europea y a la baja exposición a la acrilamida, Marhuenda aconseja disminuir o evitar el consumo de esta sustancia: "Las patatas fritas de bolsa, los snacks, las galletas, algunos cereales, el pan crujiente o de molde... Si queremos reducir los niveles de acrilamida en la ingesta debemos evitar cocinar a temperaturas altas estos alimentos en particular, y, en general, tenemos que cocinar siempre de forma poco agresiva".

Es decir, opte por las patatas al vapor o guisadas, deje de chamuscar los filetes en la sartén, y no abrase la carne en las barbacoas. Será más saludable y seguirá estando igual de sabroso.


ESTO ES LO QUE PUEDE HACER EN CASA

Lo habrá́ oído mil veces, ahora ya sabe por qué:
- "Mejor las patatas frescas que comprarlas congeladas", recuerda Cubedo.
- Las patatas han de conservarse en lugares oscuros y frescos (no por debajo de los 6o C, por tanto, fuera de la nevera): "Cuando germinan", explica el oncólogo, "aumenta el almidón y al cocinarlas tendrán más acrilamida.

- Lavar las patatas y ponerlas en remojo —entre 30 minutos y dos horas si es en agua fría, unos minutos si es en agua caliente— y enjuagar las tiras en agua limpia antes de freír.

- Si se hacen en freidora, utilizar un aceite que permita freír más rápido o a temperaturas más bajas (el de girasol se quema más rápido que el de oliva), no deje que la sartén o la freidora superen los 175o C, y hágalas "por tandas, para que no se pase el aceite".

- Si las prefiere al horno, primero precaliente el electrodoméstico  entre 180º C y 220º C y luego aselas a un máximo de 220º C; deles la vuelta pasados 10 minutos y procure que no pasen de un tono dorado.

- En general, añade Cubedo, "siempre mejor dorado que quemado; hágalo aunque solo sea por la buena cocina".

Como ves, otra sustancia tóxica que nos meten en la comida para que los beneficios de la industria alimentaria crezcan. Yo no se tu, pero si algo es tóxico, yo prefiero no probarlo, aunque me digan que no está demostrado que sea cancerígeno. Quizás dentro de unos años, otros estudios demuestren que si lo es, y ya sea demasiado tarde.

Saludos.
Luis Perona