Os dejo otro reportaje del diario EL PAIS, en este caso relacionado con el consumo de azucar.
Ananda,
de tres años, fue estas Navidades a ver a Papa Noel y éste le extendió un
caramelo. "No, no", rechazó el dulce la niña para sorpresa del
personaje navideño. "No lo quiero, que tiene azúcar". Igualmente
reacciona cuando sus vecinos de San Pedro de Alcántara (Málaga) le ofrecen
golosinas: "Deme mejor una pieza de fruta”. Ananda no tiene diabetes ni
otra enfermedad incompatible con el consumo de azúcar. Simplemente, sus padres,
convencidos de que este producto es perjudicial para la salud, lo han eliminado
radicalmente de su dieta y están educando también a sus dos hijos en la
abstinencia.
"Creemos
que es dañino, no es necesario en la alimentación, y queremos que nuestros
hijos crezcan con la mayor capacidad de decisión posible, que tomar azúcar no
sea un hábito adquirido que les hemos implantado", explica el padre, José
Antonio Mena, español de 44 años, fisioterapeuta, casado con la sueca Jelena
Bergdahl, profesora de Pilates y yoga y principal impulsora de esta cruzada
familiar anti azúcar.
En
casa son cuatro: el matrimonio, la citada Ananda y el pequeño Río, quien ya
nació en un hogar sugar free puesto que tiene ocho meses y hace ya dos años y
medio que en casa no se escucha un "pásame el azúcar”.
Seis
meses sin probarlo va a cumplir la sevillana Beatriz Sánchez, 30 años, pintora,
madre de los mellizos León y María (14 meses) y de Marta (cuatro años).
"¿Que por qué decidí dejar el azúcar refinado? Tenía 30 años y a las 11 de
la mañana ya tenía ganas de dormir otra vez. Me daban picos de glucosa,
momentos de mucha energía y, de repente, sueño. '¡Esto no puede ser, tengo una
casa con tres niños, tengo que tener más empuje!', me enfadaba. Comencé a
investigar cómo alimentarme para tener más energía y descubrí que el azúcar no
sólo no me la daba, sino que es un alimento vacío, que no aporta nada”.
Joaquín
Barjau, valenciano de 34 años, doctorado en Química Orgánica, compagina los
estudios de 4º de Medicina con su trabajo como profesor de Fisiopatología en
una academia y la redacción del blog Medicinapreventiva.org, donde explica cómo
hace dos años dejó el azúcar y anima a otros a seguir su ejemplo.
“Leyendo
sobre nutrición, sobre todo a científicos que hacían hincapié en la relación
directa entre la nutrición y la salud, el famoso 'somos lo que comemos', me di
cuenta de que el azúcar está relacionado directamente con muchas enfermedades:
diabetes II, retinopatías, obesidad, cáncer... Y realmente es un alimento que
no necesitamos. La industria del azúcar comenzó hace 200 años, antes no se
consumía, ¿por qué tomarlo si es perjudicial?", dice.
Joaquín,
la familia Mena, Beatriz y también Ana... Son parte de un fenómeno creciente:
el de los españoles que están dejando de tomar azúcar refinado. Y esto quiere
decir no sólo que tienen vacíos sus azucareros sino que evitan también consumir
cualquier producto en cuya etiqueta figure la leyenda "con azúcar añadido”.
Recientemente, una iniciativa de sinazucar.org mostraba gráficamente la
cantidad de azúcar que contienen bebidas y alimentos que consumimos
habitualmente y causaba sorpresa y desconcierto al difundirse, por ejemplo, que
un refresco de tónica incluye siete terrones de azúcar o que una pizza lleva
4,5, algo que la mayor parte de la población parecía ignorar. Ellos sí lo
sabían.
"Lo
difícil es encontrar algo en el supermercado que no tenga azúcar añadido: la
salsa de tomate y similares, el pan -el de molde era más evidente, pero hasta
el de panadería, integral incluso-, todos los zumos... y en los productos para
los niños es exagerado: toda la alimentación dirigida a un bebé menor de un año
tiene azúcar", se queja Beatriz.
Así
lo dejó Ana “Yo empecé eliminando el azúcar blanco tal cual, por ejemplo, el
que utilizaba para el café o para hacer mi pastel preferido de naranja y
chocolate. Las bebidas azucaradas y zumos industriales, aunque tampoco bebía
muchos, los eliminé fulminantemente. Después me centré en la bollería y comida
precocinada, algo que me supuso más dificultad. Y por último me informé de qué
alimentos tienen un mayor índice glucémico, es decir, los que provocan grandes
picos de insulina en nuestro organismo, y empecé a reducirlos". Esto lo
escribía la valenciana Ana Vallet, 36 años, en su blog -Wellnessjuice.es-
cuando llevaba un año sin tomar azúcar. Ya ha cumplido tres.
Tras
el post recibió muchos mensajes de gente que pedía consejo para suprimirlo de
su dieta también, y decidió plasmar su experiencia en el libro Adicción al
azúcar. El método definitivo para vivir sin azúcar y ser libre. "Cuando
comencé a decir que había dejado de tomar azúcar la gente me miraba un poco
raro. '¿Por qué? Si no eres diabética, si estás delgada'. No lo entendían.
Ahora personas de mi entorno que nunca se habían planteado dejarlo, me
preguntan: 'Oye, ¿qué puedo hacer para tomar menos azúcar?'.
La
sociedad está cada vez más concienciada porque los estudios son cada vez más contundentes”.
Se refiere Ana a informes como el que difundió la OMS en marzo de 2015, en el
que se relacionaba el excesivo consumo de azúcar con la obesidad y en el que
España y el Reino Unido eran señalados como los países europeos que más azúcar
consumen: 80 gramos por habitante y día, lo que supondría unos 2,4 kilos al mes
y 29,2 kilos al año. (En octubre pasado la OCU divulgaba cifras aún más altas:
94 gramos por habitante y día, 34,3 kilos al año). La recomendación de la OMS
es que el azúcar no supere el 10% de la ingesta calórica diaria, lo que, sobre
una dieta de 2.000 calorías, supondría 50 gramos de azúcar al día. Una lata de
refresco contiene 35.
"Tienes
que dejarlo de modo gradual para no perder la cabeza porque, como el azúcar
engancha, la abstinencia te produce una especie de mono. Los primeros días son
bastante duros: dolores de cabeza, de repente te apetece tomar todo el azúcar
del mundo, no piensas en otra cosa que en el azúcar... Creo que debe de ser
similar a quitarse del tabaco. A partir de las dos semanas me empecé a
encontrar mejor, dejé de sentir esa necesidad tan fuerte de azúcar. Y varias
cosas buenas: yo padecía mucho de candidiasis [una infección vaginal por
hongos] y eso desapareció; dejé de tomar pastillas para el dolor de cabeza, ya
no tenía; la sensibilidad dental también se fue y quité la siesta porque no
sentía sopor, no tenía picos de energía”. La que describe así su deshabituación
del azúcar refinado es Beatriz. Similares sensaciones refieren el resto de
participantes en este reportaje. "Han desaparecido las migrañas, siento el
cuerpo más ligero, estoy más despierta...", asegura Jelena, quien
sustituye el azúcar en las bebidas con productos como stevia y endulza sus
magdalenas con plátanos maduros, coco rallado o dátiles.
"¿Es
realmente tan perjudicial el azúcar?", preguntamos al
dietista-nutricionista Juan Revenga: "Yo no voy a lanzar mensajes
indulgentes sobre el azúcar", dice. "El discurso de la industria
alimentaria de que es el motor de los músculos y el único combustible que usa
el cerebro es una falacia. El azúcar la podemos obtener de alimentos que lo
incorporan de forma original como la leche y fundamentalmente las frutas,
verduras y hortalizas. ¿El azúcar refinada? Habría que usarla como si fuera una
especia, en pequeñas cantidades y de vez en cuando”.
No
le están gustando nada a la doctora Carmen Gómez Candela los "mensajes
alarmistas" que últimamente se están difundiendo en torno al azúcar.
"Se están escuchando disparates, comentarios de una falta de rigor
científico y conocimiento sobre el tema constantes", dice la jefa de la
Unidad de Nutrición Clínica y Dietética del Hospital Universitario La Paz.
"Los alimentos, todos, ni son buenos ni son malos, tienen sus
características y su frecuencia y cantidad de consumo. El azúcar, también. En
cantidades moderadas forma parte de una dieta saludable. La dosis que cada uno
debe consumir es individual, depende de su estado de salud, de si tiene o no
sobrepeso, de si hace actividad física... La OMS la establece en un 10% de las
calorías", explica la especialista, convencida de que la mala prensa del
azúcar se debe al abuso de los refrescos azucarados, que "deberían
consumirse de modo ocasional”.
La
familia Mena, Beatriz, Joaquín y Ana consumen azúcar, pero sólo la que
contienen frutas, verduras y otros alimentos de modo natural. Ana se toma un
helado azucarado una vez cada dos meses y el resto también se ha saltado
excepcionalmente su dieta anti azúcar. Jelena, por ejemplo, en Navidades,
cuando estuvo con su familia en Suecia y los invitaron a cenar. "Tomamos
un poco de tarta y queso. El sabor era como si hubiese tomado alcohol, me sabía
a fermentado. No noté nada en concreto, pero mi hija, al no estar habituada y
ser tan pequeña, se aceleraba, parecía que tenía que correr tres kilómetros
para tranquilizarse”. Difícil lo tiene Beatriz para mantener a su hija de 4
años alejada del azúcar. "Yo no compro batidos ni zumos, pero están en
casa porque se los compran los abuelos. 'Como te quiero y has sido bueno, te
compenso con azúcar'. Creo que esto deberíamos mirarlo a nivel educacional. No
se debería enseñar que si uno se porta bien es premiado con algo que no debería
darte si te quiero".
Como ves, el azúcar contiene calorías huecas que no te aportan nada y solo te quitan energía y te dan problemas. Por tanto de ti depende.
Saludos.
Luis Perona
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